Pistas para seleccionar un fondo

Hay que estar atentos a las comisiones. La rentabilidad se debe valorar en función del riesgo y la evolución del índice de referencia.

Antes de colocar los ahorros en un fondo de inversión es recomendable familiarizarse con las características de estos productos. El primer punto a tener en cuenta es que un fondo es un vehículo de inversión. Por tanto, su nivel de riesgo y sus perspectivas de rentabilidad dependen de los activos que tiene en cartera y de su política de inversión.

Una primera pista es la categoría a la que pertenece. Pero para poder hilar más fino es recomendable consultar el folleto registrado en la CNMV. Éste está disponible en la web del regulador, aunque también se puede solicitar en la entidad donde se va a adquirir el producto.

En el folleto se pueden analizar variables como las comisiones y el funcionamiento de la garantía, y conocer en detalle los activos en los que prevé invertir el fondo y cuáles son sus objetivos de rentabilidad y riesgo.

Comisiones

Las comisiones que se aplican a un fondo ya están descontadas de su valor liquidativo (el valor de mercado de cada participación). La principal es la comisión de gestión y puede ser determinante en los fondos de baja rentabilidad, como los monetarios. Cuanto más sencilla sea la gestión que requiere el fondo, más reducida debería ser la comisión de gestión. Los expertos creen que la de un monetario no debería exceder el 0,3%. La de un fondo de Bolsa puede oscilar entre el 1,5% y el 2%. Además, hay que tener en cuenta que los fondos cuentan con diversas clases de participaciones, cada una de ellas con diferentes comisiones, en función del mínimo de inversión requerido.

Por otro lado, algunos fondos, como los garantizados, cobran comisiones de suscripción y reembolso que pueden alcanzar el 5%. Por tanto, el inversor ha de ser consciente de que no podrá salir (o entrar) hasta el vencimiento del producto. No obstante, algunos fondos contemplan ventanas de liquidez en los que se puede reembolsar sin pagar peaje.

Garantías

Casi un 20% de la inversión en fondos en España se concentra en fondos garantizados que, como su propio nombre indica, garantizan el capital invertido (total o parcialmente), al vencimiento del producto.

Además, en los últimos años se han popularizado los fondos de rentabilidad objetivo. Se asemejan a los primeros en que persiguen una rentabilidad determinada o ligada al comportamiento de un índice o una cesta de valores. Pero difieren en lo fundamental: no garantizan su objetivo, por lo que el riesgo es mayor.

Liquidez

Habitualmente, los fondos ofrecen liquidez diaria, por lo que el inversor puede optar por reembolsar el dinero o traspasarlo a otro fondo (no necesariamente de la misma gestora). La cuantía que obtendrá será igual al valor liquidativo del fondo, multiplicado por el número de participaciones que haya adquirido.

No obstante, en algunos productos, como los garantizados, puede salir caro reembolsar antes del vencimiento. Primero, porque no opera la garantía. Y segundo, porque la estrategia está pensada para conseguir el objetivo al vencimiento, por lo que deshacer posiciones antes de tiempo puede suponer pérdidas (además del pago de la comisión de salida).

Cómo tributan

Los fondos permiten traspasar el capital de un producto a otro sin tener que tributar. No obstante, hay que estar atentos a la fiscalidad en los casos en los que paguen intereses, como sucede con los fondos de reparto y algunos garantizados.

Estos intereses sí tributan, y lo hacen al tipo del ahorro: del 21% al 27% este año, del 20% al 24% en 2015 y del 19% al 23% a partir de 2016. No obstante, algunos fondos ingresan los intereses en un fondo monetario, para que el cliente pueda aplazar la tributación.

Rentabilidades

A la hora de escoger un producto u otro, las rentabilidades pasadas pueden suponer una guía, pero nunca deben ser el único criterio a tener en cuenta, ya que en ningún caso garantizan el éxito futuro del fondo. Por tanto, es importante fijarse en cuestiones como la experiencia y el nivel de especialización que tiene el gestor.

Por otro lado, el dato de rentabilidad en sí no es suficiente. Hay que valorarlo en función del objetivo de riesgo del fondo, las rentabilidades de otros productos de la misma categoría y la obtenida por el índice de referencia al que esté vinculado el fondo. Por ejemplo, un fondo de Bolsa española que ha caído un 2% en el año puede haber hecho un buen trabajo, si el Ibex ha caído un 10%.

Dónde comprar

Se pueden adquirir fondos de inversión en cualquier entidad financiera. Pero ojo, porque la mayoría sólo da acceso a los productos de su propia gestora (a menos que se trate de clientes de banca privada). Como alternativa, los ahorradores pueden optar por comprar en supermercados financieros o firmas que no exigen volúmenes de inversión altos, como Inversis, SelfBank, Tressis o Renta4.

DIARIO EXPANSIÓN